Masculinidad hegemónica y educación

 

Mauricio Zabalgoitia Herrera

Luis Sergio Páez Muthe

El término `masculinidad hegemónica´ es acuñado por la autora australiana R. W. Connell (1995). Este tipo de masculinidad es la que ocupa una posición hegemónica respecto a un modelo de relaciones de género; dicha posición puede ser entendida desde los trabajos de Antonio Gramsci. El marxista italiano expresa que cada grupo hegemónico existe dentro de las dinámicas culturales en donde se exige y sostiene una posición de liderazgo a costa de la subordinación de los otros grupos, y eso a través de diversos medios. De este modo, la masculinidad hegemónica puede encontrarse en sociedades diferentes y en múltiples tiempos. Asimismo, como forma de ser del hombre está supeditada a un contexto social y cultural determinado; además siempre es cambiante y se encuentra en constante disputa.

La masculinidad hegemónica puede observarse en la histórica supremacía masculina frente a lo femenino, experiencia que supeditó a las mujeres a un papel subordinado, pero en la que no sólo ellas comparten dicho espacio, ya que para la existencia de una masculinidad de ese tipo debe existir una subordinada, la cual está caracterizada por varones que no alcanzan los estándares que exige la hegemonía. A este respecto, las características de la masculinidad hegemónica son diversas según las culturas, y estas están determinadas siempre por estándares tan variados como el físico, lo sexual, lo deportivo, o el comportamiento que puede derivarse del ideal de un cantante, un deportista, un hombre conocido públicamente y considerado como “exitoso”, por ejemplo.

Dentro del espacio escolar y dentro de los contextos universitarios pueden observase modos, definiciones y prácticas de la masculinidad hegemónica. Javier Diez Enrique (2018) menciona que dentro de los espacios educativos hay un predominante control masculino, algo que puede observase desde la cantidad de varones con cargos directivos en las facultades, institutos y puesto de mando alto, así como en las rectorías. Considera que desde ahí se expresan variadas formas de ser hombre, pero desde las cuales se suelen exaltar mlodos de hipersexualisación heterosexual masculina; así mismo, costumbres de acuerdos y relaciones de homosocialidad que marcan las decisiones importantes. También sentimientos de deprecio hacia lo femenino y lo homosexual. En los espacios escolares superiores se reproducen las masculinidades hegemónicas a partir de, por ejemplo, los estereotipos de género acerca de determinadas carreras, diferenciando algunas como masculinas y femeninas, y posicionando a las carreras masculinas como aquellas más difíciles, más exitosas y con mayor prestigio y poder. Destacan como las ligadas a las ciencias duras, las ingenierías y algunas ciencias sociales como la política y el derecho.

Referencias

Connell, R. W. (1995), La organización social de la masculinidad, Berkeley, Universidad de California.

Díez Gutiérrez, E. J. (2015), “Códigos de masculinidad hegemónica en educación”, Revista Iberoamericana De Educación, vol. 68, pp.79-98.

 

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